viernes, 11 de octubre de 2013

OBSERVACION SISTEMATICA



TÍTULO: OBSERVACIÓN SISTEMATICA Y EVALUACION EN EDUCACIÓN SUPERIOR

RESUMEN:
Las nuevas propuestas curriculares en el ámbito universitario conceden una especial importancia a la evaluación e insisten en que debe ser personalizada, continua y formativa. Sólo así se convertirá en un elemento más de la enseñanza, el cual nos permitirá conocer el resultado de nuestras acciones didácticas y mejorarlas. Estas ideas, que ya circulaban previamente, deben concretarse y desarrollarse, de manera que cambien las prácticas cotidianas en una dirección innovadora que revierta en un aumento de la calidad de la enseñanza.
Dentro de la tarea evaluadora, y especialmente en lo que se refiere a la evaluación formativa, la observación sistemática o directa ocupa un lugar fundamental. Basta repasar los títulos de algunos de los libros de la bibliografía manejada en los centros de enseñanza para darse cuenta de que la observación es un tema recurrente: La evaluación como proceso de diálogo, observar para educar, observación y formación docente, evaluar es reflexionar sobre la enseñanza, estudio y observación del estudiante, observación en educación superior, observar las situaciones educativas.
Las prácticas de la observación no pueden concebirse, claro está, de una manera ajena a una determinada concepción de la evaluación y de la enseñanza aprendizaje.
En el momento presente, es necesario pensar cómo debe ser la observación para que responda a la concepción constructivista de la enseñanza y al papel que se otorga a la evaluación en los procesos de mejora de la calidad educativa. Es cierto que muchos docentes aun apreciando el interés y la necesidad de la observación, piensan que supone una carga excesiva en sus labores docentes, ya de por sí suficientemente amplias. Asocian la observación a situaciones especiales en las que se precisa un complicado utillaje técnico y unos requisitos extraordinarios de formación y competencia.
El presente artículo quiere contribuir a desterrar esos recelos y a que los equipos docentes reflexionen sobre la idea y el papel de la observación en el aula y en los centros educativos. No pretende dar una respuesta cerrada a todas las cuestiones, sino más bien sugerir líneas de trabajo y estrategias para que se vaya incorporando la observación sistemática a la práctica del aula y llegue a ser una labor cotidiana de los docentes de este nivel educativo.

PALABRAS CLAVES: Observación, sistemática, evaluación

INTRODUCCION

 Que la ciencia comienza con la observación es un hecho innegable del cual actualmente nadie puede dudar, donde la observación es el más antiguo y más moderno método de recogida de datos. En este sentido, nada puede reemplazar a la observación. (Angulo, T. 2004, pág 21)
La observación se convierte en técnica científica en la media en que:
• Sirve a un objetivo ya formulado de investigación
• Es planificada sistemáticamente.
• Es controlada y relacionada con proposiciones más generales en vez de ser presentada como una serie de curiosidades interesantes
• Está sujeta a comprobaciones de validez y fiabilidad (Selltiz y otros, 1965, pág 229).
Igualmente citamos a Bernard (19876, pág. 25) que recoge la siguiente frase “El hombre no se limita a ver; piensa y quiere conocer la significación de los fenómenos cuya existencia le ha revelado la observación. Para ello razona, compara los hechos, los interroga, y por las respuestas que obtiene comprueba los unos con las otras…”
En este sentido, es evidente que hay una diferencia entre observación y experimentación:
• En la observación el investigador considera a los fenómenos tal como se presentan (sin modificarlos ni actuar sobre ellos).
• En la experimentación hay una variación se produce de forma intencionada por el experimentador sobre las condiciones en las que se desarrolla el fenómeno.
DESARROLLO
La observación puede ser accidental o sistemática. En el primer caso, el profesor recoge información anecdótica en el momento en que se produce, que no se abordara en este artículo. Gran parte del conocimiento que tienen los docentes de sus estudiantes proviene de esta fuente. No obstante, tiene varios inconvenientes, en primer lugar, la información que se recoge es fragmentaria, puntual, a veces irrelevante. Además, el docente acostumbra a recoger información de los eventos más llamativos o que se apartan de lo cotidiano. Pero el carácter de excepcionalidad suele deformar la importancia de los aspectos observados. Por otra parte, los prejuicios del observador no son controlados en este tipo de observación.
La observación sistemática pretende superar las limitaciones de la accidental mediante la planificación previa. En ella se tiene en cuenta lo siguiente:
  • Qué se va a observar.
  • A quién se va a observar.
  • Dónde y cuándo se va a observar.
  • Cómo se va a observar.
  • Quién va a observar.
  • Para qué se va a observar.
Se debe dar una respuesta previa a estas cuestiones para planificar la observación, no dejarla al azar, guiarla por una intención explícita que permite decidir qué es relevante para observar.
a) La decisión sobre qué se va a observar:
Cuanto más claro tenga el docente qué es lo que va a observar, mejor podrá realizar esta actividad. Pueden observarse, en concreto, aspectos relacionados con las capacidades motrices de los alumnos y alumnas. Por ejemplo, aspectos de la organización del esquema corporal, la orientación espacio-temporal, aspectos
de psicomotricidad gruesa y fina, aspectos grafomotrices, de lateralidad, etc.
Otros aspectos están relacionados con las capacidades cognitivas; así, por ejemplo, se puede observar la comprensión de conceptos y principios, el grado de asimilación, la capacidad de aplicar conceptos en situaciones nuevas, de relacionar o distinguir conceptos próximos.
Pueden ser observadas también las capacidades relacionadas con el equilibrio personal: autoestima, confianza, equilibrio emocional, actitudes básicas ante la vida, capacidad de resistir frustraciones, etc.
Por último, también serán objeto de una atenta observación aquellas capacidades relacionadas con la dimensión social de la persona: relación interpersonal, actuación e integración social. Cabe observar, por ejemplo, la relación del alumno con otros compañeros y compañeras, con los profesores y personal no docente del centro, con otros adultos, etc. También es posible observar su comportamiento en grupos de trabajo, o en situaciones que requieren de una convivencia: entradas y salidas, recreos, excursiones, etc.
En resumen, hay que tener en cuenta todas las dimensiones del alumno.
Además, en el contexto de la evaluación formativa no es suficiente con observar el grado de desarrollo de estas capacidades; constatar es necesario, pero no suficiente.
Se requiere observar datos que permitan conocer los “porqués”: por qué é asim, es capaz de una actividad o proceso y no es capaz de realizar otra.
b) La decisión sobre a quién se va a observar:
Antes de observar conviene tener decidido a quién se va a observar: a un estudiante, a varios, al grupo de trabajo o a toda la clase.
Cuando se realiza una observación incidental, este punto no es posible planificarlo, pero si se trata de una observación sistemática hay que tenerlo previsto y calcular además el tiempo disponible y el que requiere cada situación de observación.
c) La decisión sobre dónde y cuándo se va a observar:
Es conveniente especificar en qué momento de la actividad o de la situación didáctica se va a observar; no todo momento es igualmente idóneo si se quiere realizar observaciones contextualizadas y no artificiales; es necesario, pues, planificar los momentos de la observación, y de igual forma el lugar.
Estas variables, que determinan el contexto de la observación, deben estar planificadas y explicitarse en la información recogida, ya que ésta sólo puede valorarse con el conocimiento del contexto en que se ha obtenido.
d) La decisión sobre el cómo se va a observar:
Cuando se trata de realizar observaciones sistemáticas y planificadas se suele utilizar diversos instrumentos, entre los que figuran las grabaciones, los diarios de clase, las listas de control, las fichas de seguimiento, los anecdotarios y las escalas de observación. Algunos de ellos son más adecuados para su utilización en el contexto del aula ordinaria que otros, o son de empleo más sencillo.
Sea cual sea el instrumento usado, lo importante es que en la guía de observación se contemplen los aspectos que se van a evaluar y los alumnos objeto de observación (grupal-individual...).
e) La decisión sobre quién o quiénes van a observar.
Generalmente será el propio profesor que está impartiendo la clase quien se encargue de realizar la observación. Pero no hay que descartar otras posibilidades igualmente viables. Así, puede observar el docente tutor mientras el docente especialista de un área está coordinando la actividad docente.
No hay que olvidar otras posibilidades, como que el profesor tutor pida a los padres que realicen una observación en el hogar o que el profesor tutor pida a otros profesores que intervienen con el grupo clase que observen algún aspecto de un alumno o de la clase.
f) La decisión sobre para qué se va a observar:
No debe olvidarse que la finalidad va a guiar y orientar la observación. Este es un aspecto que debe estar claro desde el primer momento. Y es que muchas veces parece que el hecho de observar es en sí valioso. Esta es una falsa idea, ya que observar sin un “para qué”, sin un “sentido” es inútil, una pérdida
de tiempo.
g) La planificación implícita y la explícita:
Nadie duda que todos estos aspectos deben ser pensados y tenidos en cuenta antes de la observación; sin embargo, surgen diferencias a la hora de opinar sobre si, además, es necesario dejar constancia escrita de ellos. Sin entrar en esta polémica, que debe ser resuelta por cada profesor de acuerdo con su estilo de trabajo, sus hábitos y demás variables personales, la verdad es que cuando alguien escribe introduce matices que antes no se le habían ocurrido, reflexiona sobre nuevos aspectos y toma decisiones más fácilmente. Podemos afirmar, pues, que escribir es una buena herramienta para planificar.


CONCLUSIONES

Intuitivamente, evaluar a los estudiantes observándolos en “acción” es atractivo. En los ambientes clínicos, los docentes evalúan el progreso de los alumnos observándolos, a menudo, resumiendo sus observaciones en una escala global al final de un período de formación, por otra parte de dudoso valor. La evaluación del desempeño de los alumnos con pacientes reales a través de la observación puede ser realizada de varias
maneras: el observador puede estar físicamente presente en el consultorio, observar desde un lugar contiguo a través de un espejo o de cámaras de video u observar un video de la entrevista. El observador debería recolectar información a través de una lista de cotejo o una escala global que le permita dar feedback sobre el desempeño con el propósito de mejorarla.
Existen variaciones intraobservador vinculadas a cambios de la atención, de perspectiva, de estándares, de humor o de estado de ánimo. Existen variaciones interobservadores.
Diferencias de criterios, de puntos de vista, de rigor son algunas fuentes de este problema.
En conclusión, en base a lo antes expuesto se proponen las siguientes recomendaciones
  • Definir claramente las consignas.
  • Dar tiempo para la evaluación.
  • Maximizar el valor de devolución ( feed-back ) comoherramienta formativa.
  •  Solicitar la trascripción inmediata de las calificaciones luego del examen.
  • Complementar observaciones formales con informales.
  • Considerar trabajar en grupo para tomar decisiones de promoción.
  • Entrenar y calibrar a los evaluadores.
  • Chequear los instrumentos de evaluación
BIBLIOGRAFÍA
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